Trabajadora social en construcción: pensamientos

 Hoy os traigo un post algo diferente.

Últimamente he estado escuchando diversas opiniones, versiones e incluso visiones sobre algo y me he dado cuenta de que hay una gran necesidad de limpiar el nombre de lo que para mí es, ya no solo una profesión, sino una forma más de vida: el Trabajo Social.

Una vez, una de mis profesoras de la facultad me dijo «Eres tú quien tiene que formular su propia definición de Trabajo Social» y eso es lo que he venido hoy a hacer aquí.
Quizá parezca una tontería, pero no lo es.

Así pues, encontramos una gran lista de definiciones de manual sobre qué es el Trabajo Social, entre ellas, la de la propia Mary Richmond o la de la FITS:

«El Trabajo Social es una profesión basada en la práctica y una disciplina académica que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social, y el fortalecimiento y la liberación de las personas. Los principios de la justicia social, los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad son fundamentales para el trabajo social. Respaldada por las teorías del trabajo social, las ciencias sociales, las humanidades y los conocimientos indígenas, el trabajo social involucra a las personas y las estructuras para hacer frente a desafíos de la vida y aumentar el bienestar» (FITS, 2014)

Es muy fácil leer esta definición y pensar que queda clara la esencia, al fin y al cabo, los trabajadores/as sociales son esas personas que se dedican a conceder ayudas desde su despacho, ¿no?

Pues no, rotundamente, no.

Tengo que decir que cada vez que alguien me dice algo así, me molesta. Y no porque no sea verdad, de hecho, es una pequeña parte de este trabajo, sino porque muy poca gente alcanza a ver el nivel de investigación, aprendizaje, empatía e implicación que debe hacerse con cada caso y con cada persona:

Desde la concesión de una ayuda de emergencia a la realización de una intervención compleja que devenga en la mejora de la calidad de vida de alguien.

Desde la investigación para averiguar el porqué de las necesidades existentes en nuestra sociedad.

Cada sonrisa, cada palabra de agradecimiento y cada gesto de las personas que vienen a pedirnos ayuda, esto, no se paga con dinero.

Desde la frustración en las malas situaciones, el hambre, el desamparo y la precariedad que encontramos, pero también  la motivación y las ganas de salir adelante.

La alegría de ver volar libres, por fin, a las personas.

Desde aprender a convivir, a apoyarse en los compañeros y compañeras profesionales, a buscar donde no hay, a luchar y a crecer, profesionalmente y como personas.

Así describo yo el Trabajo Social: esfuerzo, dedicación, empatía, libertad, bienestar, derechos y humanidad.

Cómo me gustaría poder enseñaros cada una de estas cosas.

Cómo me gustaría poder enseñaros cuánto me enriquece y cuánto me llena.

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